
Ahora que estamos en época de campaña y que los hay, como bien han expuesto en los comentarios del blog, concienciados con lo que es la muerte del animal, me he planteado el por qué de mi admiración al creador del libro de los conejitos suicidas.
No he encotrado respuesta pero la verdad es que, tras una larga tarde inmiscuída en mis pensamientos, no he encontrado ningún atisbo de culpabilidad cada vez que me río de escenas como esta:
No he encotrado respuesta pero la verdad es que, tras una larga tarde inmiscuída en mis pensamientos, no he encontrado ningún atisbo de culpabilidad cada vez que me río de escenas como esta:

Y la destreza de los conejitos no se queda ahí, también tienen suicidio a modo cinéfilo:



Nada se les pone por delante, son tan cabezotas que hasta buscan al actual gobernador de California para acabar con su existencia, y las maneras no acaban aquí. Saben incluso de esos artilugios desafiantes de la física llamados boomeranes, objetos poco o mal dominados por los seres humanos, por lo menos los que yo conozco incluida una servidora:

Y si os habéis quedado con ganas de más aquí os dejo una dirección,
Pero no seáis ratas, el libro cuesta 10 euros.
Espero que os haya gustado y si no, tened en cuenta que tan suicidas no son, si no, no habría tantos dibujos que corroborase su supervivecia, en el fondo por eso nos gustan.
1 comentario:
Mira tu si no son suicidas que el librito ya tiene su segunda parte. Hay chica, mira que nos gustan las mismas cosas. Besicos horteras y modernos.
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