Ando yo últimamente un poco preocupada por el régimen protocolario de las fiestas y cenas de empresa. Es el fiestorro del siglo y por primera vez en mucho tiempo todo lo que ves al alcance de tu mano en forma de producto alimenticio o alcohólico es totalmente gratis, sin IVA, libre de todo impuesto desagradable.
Se supone que hay que mantener la compostura pero ¿hasta qué punto? ¿cómo tiene que comportarse uno con el jefe? Si eres agradable corre un riesgo serio la opinión del compañerismo y si no lo eres lo que corre riesgo, pero a base de bien, es tu precario puesto de trabajo. Entonces qué hacemos...beber y callar.
Como los peces en el río, bebes, bebes y vuelves a beber porque no hay IVA, no hay impuestos... Lo que no entiendo es que dentro de los recipientes del líquido en cuestión haya una sustancia que rompa totalmente tus esquemas. De repente lo de beber y callar se convierte misteriosamente en beber y rajar.
Y empiezan los "te quieros", los "tío yo contigo a muerte", los "mira la trepa esa", los "no me importaría enrollarme con..." todas esas cosas de las que al día siguiente nos arrepentipos ipso facto (que diría Don Pantunflo Zapatilla) haber soltado por nuestra boquita bebedora. Al día siguiente lo único que nos apetece es llegar al trabajo con una careta de camuflaje de Chiquito de la Calzada. Nooooooooorrrr.
Así que si es gratis pero repercute en todo nuestro entorno laboral...más vale que nos vayamos a casa (según lo corta que tengamos la mecha) antes del tercer e irremediable paso...beber y vomitar.
Pásenlo bien y felices fiestas
1 comentario:
...Y fuimos fiesta...formamos parte de los efluvios rspirables, los sonidos envolventes y del ritmo de los bailes...Geniales "Samba da rua"
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